El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Costa Rica entera y unida, debe tomar acción para poner fin a este mal.
Hay al menos 6 acciones urgentes que podemos impulsar desde hoy.
La violencia contra las niñas, las adolescentes y las mujeres adultas continúa siendo la violación de los derechos humanos más extendida, devastadora y generalizada en todo el mundo.
No hay país ni comunidad que sea libre. Y la situación sigue empeorando.
En el planeta cada 10 minutos una mujer es asesinada y cerca de 736 millones de mujeres han sido víctimas de violencia física y sexual al menos una vez en su vida.
Costa Rica no escapa a esta realidad. En 2023, 72 mujeres fueron asesinadas y hasta el 13 de noviembre de 2024, llevamos 70 mujeres cuyas vidas han sido arrebatadas, prácticamente la misma cantidad pero con 50 días pendientes para que termine el año. Además, al Poder Judicial han ingresado más de 45 mil denuncias por violencia doméstica en lo que va del año.
¡No hay excusa! Ni una sola, para no cambiar esta realidad hoy. Casi 30 años después de que todos los países, a través de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, prometieran prevenir y eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas, ya es hora de cumplir lo prometido.
Y no es solo responsabilidad de los Gobiernos y Estados, aunque ellos sí deben liderar la acción.
Toda la sociedad debe unirse hoy para atender, prevenir y poner fin a la violencia creciente que enfrentan las mujeres, adolescentes y niñas.
¿Cómo hacerlo? Comparto con ustedes algunas guías.
1. Mujeres, hombres y comunidades empoderadas
Requerimos sistemas estatales, económicos, productivos y sociales que empoderen a las mujeres, que les den las oportunidades que merecen y que por muchísimos años les han sido negadas.
Trabajos bien pagados, espacios en política, responsabilidades compartidas de trabajo doméstico y cuido, oportunidades en ciencia y tecnología, espacios públicos y comunales seguros, son tan solo algunas de las condiciones habilitantes para empoderar a las mujeres y las niñas.
El aporte de los hombres también es fundamental. Detener la violencia es la gran tarea pendiente que tienen. Y esto se puede lograr a través de la construcción de masculinidades sensibles, no violentas y basada en la inclusión y los derechos.
2. Marcos legales e instituciones fuertes
Si bien Costa Rica ha avanzado en la creación de legislación clara y robusta para enfrentar el femicidio, el acoso y otras formas de violencia hacia las mujeres, el país tiene el gran desafío de aplicar y ejecutar dichos marcos normativos.
La estrechez de las finanzas públicas no puede ser excusa para no dotar de los recursos necesarios, económicos, técnicos y humanos, a las instituciones que por mandato legal deben liderar la respuesta, tutelar la seguridad y hacer justicia.
3. Sistemas educativos sensibles y comprometidos con los derechos
Los sistemas educativos modernos deben incluir la educación de género, los derechos humanos y la prevención de la violencia desde las etapas más tempranas.
Se trata de una educación integral, que sensibilice y transforme esas normas sociales que perpetúan el machismo y hacen creer que las mujeres y niñas deben ser sumisas, dependientes y dedicadas únicamente al servicio y cuido de los demás.
Escuelas, colegios y universidades deben ser espacios seguros que promuevan y defiendan el derecho de mujeres y niñas a vivir seguras.
4. Ampliación de servicios para mujeres sobrevivientes
El país debe dar seguimiento mediante mecanismos institucionales, no solamente al hecho violento, sino también a quienes son víctimas de esa violencia de género. Se trata de miles de mujeres que requieren apoyo y seguimiento social, médico y psicológico para salir adelante.
El liderazgo del Instituto Nacional de las Mujeres, la Defensoría de los Habitantes, la Fuerza Pública, el Ministerio de Salud y la Caja Costarricense de Seguro Social resulta fundamental para fortalecer y mejorar los modelos ya existentes.
5. Acceso a un sistema de justicia que priorice a las mujeres afectadas y que actúe de manera pronta y cumplida.
Garantizar que las mujeres tengan acceso a la justicia de manera gratuita y efectiva, sin miedo a represalias, no es un favor o un privilegio. Es una obligación fundamental de la sociedad.
Los sistemas de denuncia, protección y tutela de derechos deben ser fuertes y con posibilidades de acción inmediata. Hemos visto cómo muchas mujeres que han denunciado y activado los mecanismos de protección, siguen sufriendo de violencia.
La provisión responsable de recursos para las entidades a cargo debe ser una prioridad, pues siempre las personas deben ser el centro de cualquier política fiscal.
6. Más alianzas y cooperación con una mejor comunicación
Costa Rica y el mundo requieren avanzar hacia el intercambio de información, conocimientos y experiencias para fortalecer las respuestas a la violencia contra las mujeres.
Los servicios de salud y los sistemas de vigilancia y protección deben seguir comunicándose y fortaleciendo su cooperación con el resto de entidades nacionales y locales, asegurando protocolos claros y de rápida activación cuando se detecten los casos.
Mejorar la cooperación entre instituciones, gobiernos locales, sociedad civil y organizaciones comunales debe ser también un objetivo fundamental para acabar con la violencia hacia las mujeres y niñas.
Hoy el gran reto es dejar las excusas. Son muchos los llamados, las promesas, pero la situación de las mujeres no mejora. Al contrario, ha empeorado.
Hoy estamos más inseguras que ayer. Hoy tenemos más probabilidad de recibir violencia. No es justo ni tampoco admisible.
Unámonos, mujeres, adolescentes y niñas, hombres. Todas las personas. Hagamos lo que nos toca. Sin excusa alguna. Hagámoslo hoy que mañana es ya muy tarde.
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